Programas de divulgación

Programa 2017-18

Ni plantas ni animales: argumentos y noticias sobre originalidades de los hongos

Ana Crespo de Las Casas

Catedrática de Botánica de la Universidad Complutense de Madrid. Investigadora Asociada del Field Museum de Chicago desde 2005. Medalla Acharius 2012. Medalla de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo. Ha trabajado en prestigiosos centros de Europa y América, y entre ellos fue investigadora invitada en 1995 y 1996 en el International Mycological Institute (CABI) del Reino Unido. Desarrolla su investigación en biología organísmica, en estudios evolutivos, sistemática y ecología. Ha publicado más de 150 artículos, la mayoría en revistas internacionales. Es también experta en política y evaluación científica. Académica de Número de la Real Academia de Ciencias

Resumen

Desde que a finales del siglo pasado, la información del ADN, nos ha permitido establecer las relaciones de parentesco entre los seres vivos, hemos sabido que los hongos ocupan un lugar muy diferente en el contexto evolutivo. No son los parientes pobres de las plantas, desposeídos de clorofila. Son unos seres diferentes que han seguido un camino propio y original que ha sido imprescindible para que la vida en la tierra sea como hoy la conocemos.

La inmensa mayoría de lo que consideramos hongos, son organismos muy particulares, más cercanos a los animales y muy separados de las plantas por un sinfín de ensayos y eventos evolutivos. De hecho, constituyen un gran linaje, claramente autónomo, surgido en épocas pretéritas de este planeta. Podemos decir, con toda certeza, que los hongos no son ni plantas, ni animales.

Forman parte del megalinaje de los opistocontos, que es uno de los ocho a que da lugar la diversificación de los organismos con células complejas (eucariotas). Los otros integrantes de este gran conjunto son los animales y las zooamebas. Las plantas y las algas y los restantes siete grupos, pertenecen a otras tantas diferentes ramas del árbol de la vida a que ha dado lugar la evolución.

Los hongos, desde que surgen, resultan muy exitosos, tanto como para que después de los insectos, sean los que han alcanzado mayor diversificación, agrupando en la actualidad a más de un millón y medio de especies, según se estima. Esto es un alto número si consideramos que el proceso evolutivo ha alcanzado en total unos 14 millones de especies desde los 4500 millones de años en que se puede datar la aparición de la vida sobre la tierra.

La principal característica funcional que tienen los hongos es la de ser heterótrofos, pero unos heterótrofos muy originales. Se alimentan segregando productos que descomponen cualquier material orgánico hasta el punto de poderlo luego absorber, haciendo una particular digestión externa. Tan ingenioso procedimiento les permite obtener alimentos y energía. Pero también el hecho de que los hongos vivan de descomponer casi todo lo que les cae cerca, ha prestado un servicio clave a la vida sobre el planeta. Gracias a eso, tierras y mares no son un estercolero inhabitable para los organismos que conocemos.

Hablaremos de esto, relatando la historia evolutiva de estos extraordinarios organismos, y su papel en el ecosistema planetario. Y de su curiosa biología que les permite la plasticidad que tienen para vivir muy bien, asociándose a otros organismos, de lo más diversos, con los que establecen relaciones estrechas, bien como parásitos o bien como simbiontes. Y también nos referiremos a los beneficios y utilidades diarias que proveen a nuestra sociedad, especialmente a través, por ejemplo, de los muchos productos que nos proporcionan que son medicamentos esenciales para nuestra salud. También naturalmente, reflexionaremos sobre lo mucho que no sabemos de los hongos. Y de por dónde van algunas investigaciones cuyos resultados pueden resolver problemas e intrigas ya clásicas en micología.